Los fastos de 1992 comenzaron con la Expo de Sevilla y eclosionaron con los Juegos Olímpicos de Barcelona; unos juegos que tuvieron como mascota a
Cobi, ese perro cubista de nariz imposible y escasa movilidad, obra del alocado
Mariscal y que pese a que su recepción inicial no fue muy entusiasta poco a poco caló entre el público, lo cual dio como resultado un abultado
merchandising, del cual rescatamos esta pequeña figurilla, ya algo desgastada, que acompañaba a unos caramelos. Otro elemento de la cultura pop que ha devenido en signo de añoranza y artilugio reivindicado, ahora que de todo han pasado 25 años.
Soy un gran fan de CObi..... tego una figura de tamaño mediana de este mismo estilo, me presenté en una conferencia del creativo y me la firmó amablemente.... siempre me han encantado los Garriris, sobre todo los Apandadores, de allí surgió el viejo Cobi.... un abrazo
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