Existen algunos elementos urbanos que pasan absolutamente inadvertidos a los ojos del viandante/paseante, totalmente incardinados dentro de la marabunta urbana, ocultos entre la maleza arquitectónica, pese a la singularidad de su aspecto. Es lo que le ocurre a los antiguos y tapiados pasos subterráneos situados en las dos riberas de la actual avenida de Andalucía. Construidos hacia 1970, servían para conectar, vía subterránea
y ante la falta de semáforos, las aceras de una importante carretera de entrada y salida de la ciudad que atravesaba lo que se denominaba la Prolongación de la Alameda.
Las bocas de acceso de estos pasos tienen un peculiar diseño de líneas suaves, dominadas por el hormigón y con una elegante estructura de visera alzada que crea el efecto, en su recubrimiento, de ser una especie de ladera enlosada o bien una mini-pista de descenso.
Poco a poco fueron perdiendo su sentido a favor del uso del paso en superficie y acabaron por ser refugio de vagabundos y templo de la micción callejera, hasta que acabaron anegándose durante las inundaciones de noviembre de 1989 que asolaron Málaga, lo cual fue aprovechado por el ayuntamiento para clausurar estos pasadizos, pues había dos a lo largo de la avenida, y tabicar sus accesos. Y ahí quedaron, cual moles inútiles, varadas entre el césped, y que el paso de los años las ha convertido en impávidas esculturas callejeras de torpe definición inicial pero que crean un espectro de curiosidad.
Ubicación: Avenida de Andalucía ( Málaga )
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