En esta época repleta de secuelas, sagas y demás extensiones artificiosas o artificiales, resulta llamativo encontrarse una calle con un nombre acompañado de un ordinal, cual segunda parte de una película, como es este caso. Pero la verdad es más prosaica y es que se trata del apodo de un torero, Manuel Jiménez Díaz, fallecido en accidente de aviación en 1960.
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