Los errores sintácticos y gramaticales siguen engordando a esta serie, pero suelen ser tan irresistibles y abultados que merecen su protagonismo. Y eso que muchas veces vienen cargados de una lógica aplastante, enunciando una idea clara pero saltándose toda regla. De ese modo se anuncia una liquidación, que como supone quitar stock, se convierte en una
liquitación, todo un palabro; y se concluye conjugando la palabra cierre, mutada en cierra, o toda una declaración de intenciones. La crisis y el deseo de terminar se saltaron a la torera a toda la Academia.
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