La elección del nombre para algunos negocios se torna a veces en ardua decisión, aportando en ocasiones auténticos hallazgos nominativos, tan peculiares como extemporáneos. Y es que aunque
Pasteur fuera un químico francés, no parece que sea el nombre más apropiado para una perfumería. Pero la relación entre el creador de la pasteurización y este negocio que navega entre los perfumes y los artículos de belleza se redunda colocando el rostro, ya envejecido, del científico en el centro del rótulo bilingüe. Y para coronar el asunto, se coloca un rótulo de neón, con una grafía graciosa y distinguida, rubricado con una especie de rosa de furibundo tallo verde. Un batiburrillo de cartelería.
Ubicación: Tánger ( Marruecos )
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