Los cacharritos siempre han tenido una afinidad familiar y afectiva con el mundo del circo, como epítome de la diversión y el esparcimiento de la chiquillería. Es por ello que no nos extraña que los cacharritos ( y más en conreto, el modelo que hemos convenido en llamar rueda ) se hayan apropiado del personaje centrípeto y eje angular del divertimento circense, o sea, el payaso.
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nº1 |
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Un payaso que se establece de modelo decorativo de estas ruedas, en cuyo panel central colocan a modo de reclamo, aunque aparece con una textura plana que bien parece ser fruto de una apisonadora o de una caída importante. El modelo se repite en los tres ejemplos expuestos, repitiendo la misma indumentaria: zapatones, pantalón bombacho y con tirantes, camisa de cuello picudo, pomposa pajarita, narizota roja y pelo inenarrable. Las variaciones estriban, como no, en la paleta cromática usada, alguna más viva y brillante, otra más apagada y neutra, y la última más chirriante e imposible. Explosión colorida para girar y girar sentados encima de esos asientos/medio huevo, de presunción inestable, y enmarcándose estas ruedas en tiras de bombillas que redundan en el colorido de estas máquinas giratorias de espectro inquisitorial. Es para los niños.
Ubicación: nº1: C/ del Sanatorio ( Torremolinos )
nº2: C/ Moncayo ( Fuengirola )
nº3: C/ Ntra. Sra. de Tíscar ( Málaga )
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