Serie F: objetuando (20)
En este momento de la canícula, acompañada de elevadas temperaturas, cabe recordar que no siempre los termómetros callejeros fueron digitales, apostados en marquesinas publicitarias o estudiadas esquinas. Hubo negocios que decidían dar este servicio, entre la información y el masoquismo de saber a ciencia cierta los grados concretos que nos hacían sudar. Este es el caso de una conocida farmacia que decidió situar junto a su entrada un vetusto termómetro, anclado a la pared, que parece sacado de esos cuelgallaves, realizados en madera, tan populares en las entradas de las casas durante los años 70. El tiempo ha hecho mella en este utensilio, dejándolo obsoleto e inoperativo, pero que continúa recordándonos antiguas calores. ¡ Ay, qué calor !.
Ubicación: Plaza de Félix Sáenz ( Málaga )
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