Este mes de mayo se cumplen 520 años de la ejecución, en la plaza de la Signoria de Florencia, del monje dominico
Girolamo Savonarola, estrangulado y posteriormente quemado, acusado de hereje y excomulgado, debido a sus flagelantes ataques a la familia
Borgia y al papa
Alejandro VI, al que consideraba el Anticristo, un sentimiento que se volvió recíproco.
Líder religioso de Florencia y gran predicador, volvió su lenguaraz boca y su fina pluma contra las corruptelas del clero, el vicio incontestable de los ricos y la impudicia del lujo y las riquezas. Cargado de toda la imaginería finisecular del momento, conjugando milenarismo y teoría de " los últimos tiempos ", aterrorizaba con sus prédicas y fatales pronósticos, convertido en martillo del más ligero exceso, de la más nimia desviación de lo que él consideraba una vida cristiana; configurando para ello las llamadas
hogueras de las vanidades, auténticas piras dogmáticas donde se quemaba todo aquello que se creía nocivo para el alma, toda rémora terrenal que corrompiera la salud religiosa de los hombres.
Su ciudad natal, la extrañamente bella Ferrara, le erigió un monumento en 1875, junto al Castello Estense y muy cerca de la catedral, revestido con el atuendo dominico, incluida la algo tétrica capucha, con una pose algo exagerada en la postura de los brazos, de una expresividad contundente y un semblante sombrío y airado.
Se sitúa sobre un imponente pedestal que expresa y honra la figura del desdichado religioso y que se convierte en un último púlpito para el feroz discurso de
Savonarola, dotándolo de una actualidad silenciosa para todo aquel que ose escuchar la reverberación de la agitación entre la bruma de la Historia.
Ubicación: Piazza de Savonarola ( Ferrara )
Año: 1875
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