Los extras del Parche (10): los bancos de RUMASA
La joya de la corona fue el Banco Atlántico, entidad de extensa trayectoria, adquirido por los de la abeja en 1976, fue palanca de acción y trampolín para la compra de otras entidades participadas por el banco barcelonés. Se muestra la sede de Barcelona.
Otros bancos de extracción catalana fueron el Banco Condal, entidad centenaria y comprada por el patriarca en 1974; así como el Banco Comercial de Cataluña, controlado también desde 1976 al estar participado por el Atlántico.
El Banco Peninsular, de fantástica denominación, otro banco centenario de la cartera de la abeja, controlado por el Condal desde 1970, pasó a manos jerezanas en 1975. Se muestra la sede madrileña. Como curiosidad decir que su ficha bancaria la usa ahora Openbank.
De presencia básicamente madrileña el Banco Latino, otro de los participados por el Atlántico, pasó a la saca de RUMASA en 1976.
Un año más tarde se incorpora el Banco General ( de la Industria y el Comercio, era su titulación completa ), otro ejemplo de la avidez compradora de la familia jerezana.
Banco del Norte, Banco del Noroeste y Banco del Oeste fueron las estupendas denominaciones de otros bancos de RUMASA, que casi completa el elenco de los puntos cardinales, estableciendo una especie de rosa de los vientos bancaria que acabó en vendaval expropiador que desarboló a todo el conglomerado. Se muestran las sedes madrileñas menos la del Oeste, situada en Salamanca.
Otras entidades en Andalucía pertenecientes al abanico bancario rumasiano fueron el Banco de Sevilla, el Banco de Huelva y el Banco Industrial del Sur, también conocido como Bankisur, del que se muestra su sede bilbaína.
En tierras manchegas se disponía del Banco de Albacete y del Banco de Toledo. Todo de una simplicidad efectiva.
Ya hacia el Levante peninsular las entidades presentes eran el Banco Alicantino de Comercio y el Banco de Murcia.
Todo un jolgorio de nombres y nomenclaturas que servían a la voz del mismo amo, y que a las puertas de la expropiación contaba con más de 800 oficinas repartidas por todo el país. Una delicia para los amantes de la arqueología brandera recordar todas estas marcas, sencillas la mayoría, jugosas varias de ellas y que se han ido disolviendo en la memoria colectiva. El reparto de entidades después de la expropiación, por parte de los rivales bancarios de RUMASA fue todo un culebrón, una especie de reparto colonial a escuadra y cartabón que merece su propia reflexión, labor que dejo a algún valiente. A la abeja rumasiana le cortaron las alas bancarias; más bien se las merendaron.
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