En esta época convulsa de intentos disgregadores y rupturistas en lo territorial viene bien traer al recuerdo uno de los proyectos políticos más sugerentes y a la vez olvidados vividos durante la Edad Moderna: la
Mancomunidad de Polonia-Lituania, también conocida como
República de las Dos Naciones o
Confederación polaco-lituana. Un proyecto de convergencia territorial que incluía amplios territorios de la Europa del Este y eslava, basado en una monarquía electiva y un parlamento aristocrático de amplios poderes, que comenzó su andadura en 1569 por obra de
Segismundo II Augusto, último rey de la dinastía
Jagellón, y que se extinguió en 1795 después de una historia procelosa en avatares y reparticiones; aunque destacable por su intento integrador y sumativo de realidades socio-políticas cercanas y equiparables en una región denominada por la inestabilidad continua.
Como memorial de aquella unión se creó en Cracovia este conjunto escultórico, de corte historicista, protagonizado por dos figuras, en representación de cada miembro de la unión, una femenina y otra masculina que se dan la mano en acto de confraternización y en el que la cruz cobra un elevado protagonismo, puesto que la religión cristiana fue eje vertebrador de este azaroso proyecto. De ahí que recordemos el excelente lema de la Mancomunidad:
Si Dios está con nosotros, entonces ¿ quién está contra nosotros ?
Ubicación: Cracovia ( Polonia )
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