Muchas veces el vaivén de los acontecimientos y el desarrollo histórico deja a algunos nombres de calles por detrás de la evolución histórica de algunos personajes a los que trata de homenajear. Tal es el caso de esta concurrida avenida malagueña dedicada a la seráfica figura del llamado
Papa bueno, o sea,
Juan XXIII, cuya nomenclatura se quedó anclada en la mera expresión nominal del
Cardenal Roncalli y que no ha recogido la posterior progresión devota del mismo, que pasó primero a ser beato y, posteriormente, santo. Con todo, su huella indeleble ahí queda.
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