Serie D: arqui_texturas (37)
Sin duda alguna uno de los elementos estilísticos más ahondados por la arquitectura residencial en los últimos años han sido los recintos cerrados, esa conjunción de bloques de viviendas, aunados dentro de una misma parcela delimitada, o recinto, con variopintos servicios comunitarios y de ocio.
Como en todo, esta tendencia arquitectónica, harto discutible por sus condicionantes sociales, tuvo sus precursores ( y no me refiero a los antiguos y denostados corralones, auténticos protorecintos ) en los años 70 en una serie de recintos diseminados en las periferias de la ciudades, sinónimo de lugar tranquilo, con disposición de abundante terreno y presuntamente alejados del " mundanal ruido ". Es el caso de esta construcción ubicada en los epígonos de la carretera de Cádiz, a las afueras de Málaga, casi lindero con Torremolinos, y muy cerca de la fábrica conocida como La Azucarera, en un espacio que se creía que con el tiempo, y el afán constructivo, sería una prolongación de esa arteria principal de la ciudad, de tan geográfico nombre popular, que tiempo después fue rebautizada como Avenida de Velázquez. Pero el desarrollo de la ciudad fue esquivo con esta zona y finalmente la barrida de La Concha, en la que se incrusta este recinto, ha quedado encajonada entre un dédalo formado por autovías, carreteras nacionales y demás vías de circulación rápida, dejándola en una situación de cuasi incomunicación, en un funesto contrasentido. Ello no resta para que llamemos la atención sobre tal edificación, de evidente hedor setentero, con una muy peculiar distribución escalonada de las plantas de uno de sus edificios, lo cual le otorga un gran dinamismo visual, a la vez que una cierta gracia conceptual, muy cara a tal época.
Ubicación: Barriada de La Concha, Avenida de Velázquez ( Málaga )
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