Los extras del Parche (6): el Parque del Oeste (II): las esculturas


Sin duda alguna el mayor reconocimiento que se le atribuye a este parque malagueño es la colección de esculturas, obras del pintor y escultor alemán Stefan von Reiswitz, que se hayan diseminadas por todos sus rincones, estanques y veredas. Son unas estatuas que aúnan el rigor surrealista de su autor, alimentándolas de componentes tanto dadaístas como ultraexpresionistas, con un gusto por la hibridación y el sentimiento irreal, creando raros artefactos, como si de un collage tridimensional se tratara, incorporando un humor sutil y proponiendo un discurso entre lo pesimista y lo chocante para perpetrar un sonido visual que impacte en el paseante, y todo ello agarrándose a temáticas fabulísticas/fabulosas y ecos mitológicos, sin perder de vista el mundo animal pero tratado/triturado con una visión desasosegante.

Sin pretender ser un catálogo de la vasta y excepcional obra expuesta, nos limitaremos a mostrar algunos de los elementos más señeros, agrupándolos en imposibles bloques:

 .- Apuntes mitológicos:  traslación de imágenes mitológicas pasadas por el tamiz de la idealización. Destacamos las caretas de faunos colocadas como si de platos decorativos se tratara:



.-  El zoo de la excentricidad: estrafalarios y extraordinarios animales de cercanas presencias pero bizarras visiones, envejecidos, bramadores, extrañamente placenteros:



.- Mirando a la Antigüedad sin ira: composiciones historicistas y mis(x)tificadoras de imágenes sobre los márgenes de la cultura grecolatina, caso de la Esfinge o de ese héroe hercúleo llamado El pacifista:



.- La obscena deformación: truculentos ejemplares de seres inanimados, cosidos, mutilados, heridos en su fealdad, dignos de un roadshow, flirteando con lo grandguiñolesco. Un pez-cerdo, una sirena-crisálida, una menina sin  rostro tétricamente acompañada,... .



.- El aquelarre ilustrado: Hijas bastardas de los anteriores deformes, unas danzarines bestias ( caballo, toro y cerdo ) se reúnen en animado jolgorio para tocar los platillos en torno a La Gran Máquina de Coser, alada y tejedora del desconsuelo humano. Una reunión cuajada de sordas y espeluznantes risas:



.- El libro de la esperanza: Quizás todo no está perdido. Quedan los libros, abiertos o cerrados. Pero, ¿ qué se oye en los libros ?:



En fin, un extraordinario viaje a través de las inquietudes de un autor soberbio, a veces inextricable pero de una sensibilidad tangencial que apabulla a todo aquel que osa introducirse en esta versión urbana e insolente del Sacro Bosque de Bomarzo.



Y como apunte final, y ya fuera del universo Reiswitz, señalemos el tríptico escultórico que emerge de uno de los estanques del parque, obra de la autora ceutí Elena Laverón titulado " Hombre recostado ". O quizás sea un hombre cansado... .








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