Lo normal es que el Ministerio de la Vivienda ( un ministerio de ida y vuelta en los vaivenes de la política española a lo largo de estos años ) fuera el promotor de muchas de las construcciones que jalonan nuestras calles. Pero, hete aquí, que ahora protagoniza el nombre de una calle malacitana. Esto sí que es propaganda institucional. O un homenaje al futuro de una pérdida.
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