Los extras del Parche (2): Tívoli World [1ª parte]


En 1972 se inaugura en pleno corazón de la Costa del Sol el parque de atracciones Tívoli World, gracias al empeño de la familia Olsen e inspirándose en un recinto parecido situado en la capital danesa. El parque se distribuye en distintas terrazas, formando un dédalo de alturas, caminos, recodos y escalinatas; configurando una especie de jardín lúdico, heredero de las ferias populares, los sideshows americanos y el espíritu del circo europeo; todo ello bajo el apabullante azul del cielo costasoleño.


El conjunto se organizaba en varios espacios y ambientes temáticos, caso del Oeste o la Jungla, como si se tratara de escenarios sacados del film Almas de metal. Y todo este recorrido era jalonado por diversas atracciones, diseminadas por los vericuetos caminos y en el que nos encontramos atracciones tradicionales, caso de la canónica noria o la desarbolada montaña rusa; terroríficas, donde podemos incluir castillos o barcos misteriosos ( éste último parece sacado del río Mississipi ); o bien atracciones más vanguardistas, entre las que destacamos el llamado Tivoli Agua, una especie de toboganes acuáticos y cuyo diseño en forma de montaña con rostro nos recuerda a la obra del escultor armenio Sargis Baghdasaryan, o bien a los decorados de las escenas finales de La fuga de Logan.


Entre tanto vaivén lúdico también tiene cabida el esparcimiento relajado y la reposición de fuerzas. Y entre la distinta oferta de restauración del parque destacamos un restaurante chino, albergado por una pagoda desarmantemente kitsch, digna heredera de 55 días en Pekín; o bien un burguer de inspiración galáctica y que nos recuerda a un vetusto armatoste marciano y cuyo rótulo-cohete no termina de despegar.


Y para concluir este somero repaso a uno de los conjuntos arquitectónicos más emblemáticos del Sur de España, mencionemos la existencia dentro del parque de un teatro, todo un hito como escenario de las más diversas y rutilantes actuaciones musicales de la costa, parada obligatoria de todo cantante que se preciara, que vio desfilar por sus tablas a gentes como Rocío Jurado, la Orquesta Mondragón o Raphael, pasando por Mecano. Hoy en día el caché de las estrellas está a un nivel más pobre, fruto del descalabro musical en general y de los altibajos en el aprecio del parque, que ha tenido épocas más gloriosas. Con todo, no podemos negarle su atractivo tanto estético como afectivo, creando un recuerdo melancólico de diversiones pasadas para muchos de sus visitantes.

Ubicación: Avenida del Tívoli ( Arroyo de la Miel - Benalmádena )

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