Una broma lingüística se convierte en nombre de bar y de ahí ha plasmarse en el rótulo preceptivo. Una broma, más parecida a un equívoco infantil o a la traba de un borracho, que consiste en intercambiar el orden de las dos últimas sílabas de la palabra Málaga, creando una suerte de cacofonía que resulta simpática al oído enseñado. Chiste demasiado local pero de cierta raigambre en la zona. Las cosas que pasan.
Ubicación: Avenida de Málaga ( La Cala del Moral-Rincón de la Victoria )
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