Volvemos a fijar nuestra atención en uno de esos elementos que hemos venido a llamar aditivos decorativos y que sirven como exorno decorativo de algunas fachadas, bien por mero gusto ilustrativo, bien por complementar el discurso arquitectónico mostrado o bien para servir de trampantojo estético. El que hoy nos ocupa suele pasar inadvertido por su elevada colocación, o sea, a una altura bastante considerable y por lo tanto solo es visualizado por los más aventajados viandantes o curiosos urbanos.
Se trata de una escultura encastrada, a la manera de un altorrelieve, que muestra a una compungida
Sagrada Familia. Se trata de un tema muy caro en fachadas de edificios donde se ubican sucursales de la ínclita caja de ahorros malagueña por antonomasia. En este caso se muestra un relieve bastante plano, con un estilo
setentero atroz, que rezuma ese modelo y estilo, tanto arquitectónico como decorativo, adaptado en edificios religiosos y otros elementos, después del concilio Vaticano II, y que se reconcentra en una estilización aguzada de las formas, mensajes absortos y simplificadores, lejos de cierto aturdimiento por la belleza y el desalojo de adornos recargados. Pero sin duda lo más llamativo de este conjunto sea la excesiva rigidez y, sobre todo, la mirada asustada y casi aterrada de la Virgen y San José. Del Niño Jesús, mostrado de espaldas, sólo podemos decir que intenta cubrir con sus brazos a sus enjutos padres. Un abrazo reconfortante, se espera.
Ubicación: Avenida de Ricardo Soriano ( Marbella )
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