Serie F: objetuando (35)


Continuamos adentrándonos en el mundo de las recepciones de edificios, sobre todo de los años 70, observando sus coqueterías decorativas, a la par que funcionales, y que demostraban un gusto por todos los elementos presentes en estos espacios, desde los artilugios de iluminación hasta las puertas de entrada, pasando por las conserjerías y otros componentes decorativos.
El caso que hoy traemos es un estupendo vergel de todo este tipo de elementos, que destilan un sabor arrebatador a los metálicos años 70, tan proclives al aluminio, lo espacioso y cierto barroquismo puntual que apuntaba ya a los años 80.


La entrada al edificio se distribuye con unas puertas de hojas con cristales ovalados y unos largos tiradores y todo ello coronado con una marquesina abrupta y estriada que se eleva hacia el cielo en su lateral exterior, dándole un ligero toque oriental.


En el interior sobresale una techumbre de madera, dispuesta en forma de celdas y que se asemeja a ciertos artesonados clásicos. Esta estructura tan ligera en su forma como contundente visualmente, se remata con diversos plafones lumínicos, de gran envergadura, realizados en un espléndido cristal granulado. Lamentablemente, una reciente reforma ha dado al traste con estos puntos de luz.


Y por último, pero no menos importante, señalamos ese mural cuasi escultórico que decora una de las paredes de este soberbio hall, con fornas pétreas que recuerdan a un conjunto de espigas reverdecidas.

En fin, una nueva muestra, cada vez más escasas, de un programa decorativo propio y muy en boga en la época de su edificación; y que hoy en día es absolutamente impensable en las modernas construcciones, lanzadas a un oscuro minimalismo mal entendido, con abundancia de mármoles que no dicen nada y luces led que abrigan aún menos.  Nueva muestra de que no toda evolución es a mejor.

Ubicación: nº 34 de Alameda de Colón ( Málaga )

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