En una época dominada por los mastodónticos centros comerciales, esas nuevas catedrales del consumo desaforado dominadas por franquicias clonadas, resulta nostálgico echar una mirada al modelo tradicional de mercado de barrio, al tradicional zoco de ultramarinos y productos frescos ( pescaderías, fruterías, carnicerías,... ), catalizador de la compra diaria en tantos barrios de nuestras ciudades. Una compra que resultaba más agradable si se realizaba en en edificio digno de visitar por sus características propias. Y este es el caso protagonista de la entrada, el llamado
mercado de Salamanca. Obra del arquitecto
Daniel Rubio Sánchez, fue inaugurado en 1925, tratándose de un edificio de estilo neoárabe, que sigue la estela modernista-regionalista tan en boga en aquel momento.
Es un edificio de notables proporciones, con una gran nave central, junto a dos naves anexas exteriores y techumbre a dos aguas, pero su elemento más característico son las dos imponentes portadas, delantera y trasera, formadas cada una de ellas por un arco de herradura, bordeado por una franja de ladrillo y azulejos y decoradas con profusos elementos faunísticos y exóticos, para acabar rematadas por unas piñas de claro sabor oriental. Así mismo, todo el conjunto se haya decorado por franjas de azulejos de llamativos colores, existiendo además puertas y ventanas del recinto también decoradas con ladrillos y azulejos, haciendo formas lobuladas.
Para concluir destaquemos algunos elementos ornamentales que jalonan las portadas del mercado, protagonizados por animales como gallinas o peces, enmarcados en figuras geométricas, dándole de esa manera al conjunto cierto aire mistérico, feérico, en los límites de un
Arcimboldo pasado por el tamiz de Oriente.
Ubicación: C/ San Bartolomé ( Málaga )
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