Serie F: objetuando (7)




Después de los cacharritos, los elementos urbanos que más gustan a los niños son, sin duda alguna, los quioscos; esos minitemplos de las golosinas y los caramelos, a los que los chiquillos se encaramaban después de un rato de juego; y que también han tenido su evolución en cuanto a su diseño, forma y estructura. Hoy en día son aparatosas estructuras metálicas, de amplías puertas, extensos expositores y hasta disponen de neveras y aire acondicionado. Pero durante mucho tiempo eran sencillos puestos de hierro, con una elemental puerta de acordeón y una visera de la que colgaba un discreto toldo. Y dentro de estos quioscos ( o carrillos, como se les llama en otras latitudes ), el surtido era reducido pero sabroso, tan escueto como delicioso. Añoranza de la chuchería callejera.

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