Vuelven las ruedas
encasilladas y
ensetadas, con ese aspecto de encandilamiento infantil, ese toque apacible y delicado, que no hace más que reforzarse con la presencia de un par de miembros de los otrora famosos
Lunnis, hoy ya algo olvidados. Una presencia, en ese rosco central, entre bucólica y ensoñada, demasiado pastelosa hasta para cualquier párvulo medio espabilado.
Ubicación: Avenida del Mediterráneo ( Rincón de la Victoria )
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