Serie D: arqui_texturas (53): parroquia Sta. Rosa de Lima


Ni el Gótico ni el Barroco. La gran revolución estético-arquitectónica-conceptual de la Iglesia católica se produjo en los años 60 y 70 del s. XX, fruto de la reforma ( revolcón )  ritual, estética y social emanada de ciertas lecturas interesantes, y a veces interesadas, del caudal textual del Concilio Vaticano II. Sin duda una de las grandes renovaciones fue la que afectó al concepto formal de las nuevas iglesias y parroquias, a lo que se sumó un estilo de diseño y decoración en consonancia con los nuevos aires, vapuleando siglos de tradición arquitectónica y desdeñando una estética secular que poseía un discurso diáfano y aleccionador para el pueblo. A una nueva liturgia, un nuevo escenario avant la lettre que se movía entre el desconcierto y una imaginación tan desbordada como incomprensible.


Construida en 1968, la parroquia de Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Málaga, es un ejemplo paradigmático de todo lo anterior, y solo centrándonos en su fachada y concepción arquitectónica. De planta romboidal posee una techumbre en desnivel que termina/culmina en un aguzadísimo vértice y seña de identidad de esta construcción, dando la impresión de una aeronave a punto de despegar; mientras que el muro de fachada se reviste en piedra con una vidriera corrida en la franja superior, todo ello acoplado a esa geometría de impulso hacia el cielo que posee todo el edificio.


Dentro del nuevo discurso catequético de los aditivos decorativos resalta en sobremanera la entrada al templo, con esa puerta en forma de manierista mapamundi, alejado de la poco progresista proyección de Mercator, y volcado en cierto atlantismo, que se corona con un inmenso mural en el que se recoge a un crucificado, o más bien una luenga y tenue silueta del mismo, en el que queda invisible el rosto de Cristo, olvidando en cierta manera lo dicho por el Salmo 26: " Tu rostro buscaré, Señor. No me escondas tu rostro ".


Epítome, uno de tantos, de la nueva evangelización postconciliar que pretendía un acercamiento al pueblo, o más bien a los no creyentes; así como una renovación estética que puso sus bases en el Movimiento Moderno, un toque de brutalismo judeocristiano, cierto neogoticismo operístico y un afán de destrucción de un viejo orden tan aquilatado como efectivo. Un no-lampedusismo que lo cambió todo para que nada siguiera como estaba.

Ubicación: Avenida de Carlos Haya ( Málaga )

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