Serie C: decadencias (28): El puente de Tetuán
Se preguntaba el historiador francés Pierre Chaunu si había lugar para la decadencia en un futuro sin porvenir. Sin entrar en debates historiográficos, podemos convenir que en muchas de nuestras ciudades la decadencia no es que tenga un espacio, es que está perfectamente instalada, y todo ello vinculado a un desdén absoluto por el pasado y por los restos que emergen del mismo. De esta manera se comprende que en la ciudad de Málaga pervivan de forma lacerante los restos del antiguo Puente de Tetuán sin que absolutamente nadie los tenga en cuenta.
Construido entre 1859-1860, bajo proyecto del ingeniero Luis Gracián, tomó el nombre de la ciudad norteafricana de Tetuán, conquistada durante las labores constructivas. Esta obra supuso un hito en las comunicaciones terrestres de la ciudad, ya que, superando al río Guadalmedina, lograba la perfecta conexión entre la industrializada zona oeste de la capital y el centro de la misma y su recinto portuario. En 1913 se construye un nuevo puente, obra de Eduardo Franquelo, que aprovecha los estribos de cantería del puente primero, y que son los restos que aún se conservan en el lecho del río. Finalmente, en la década de 1970 se establece la estructura actual, amplia y asfaltada para dar continuidad al centro histórico con la prolongación de la Alameda.
Las sucesivas reformas dejaron apartados y aparcados esos restos pétreos del puente, víctimas del afán de progreso, la erosión y el olvido por la memoria material de nuestro pasado. La guinda de este desprecio es la profusión de graffitis que jalonan las desvencijadas paredes que aguantaban lo que en su día fue un paso obligado de muchos malagueños.
Ubicación: Puente de Tetuán ( Málaga )
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